De la copa emerge el cassis negro, junto con yodo, sándalo y sutiles matices de musgo y corteza húmeda, para luego tornarse violetas. En boca es alucinante, con una textura de cachemira que se deshace en el paladar y continúa durante minutos. Está lleno de un carácter y una sensación en boca magníficamente complejos y etéreos, uno de los vinos de la añada. Por más glorioso que pueda resultar su sabor ahora, este es uno para su bodega profunda. Pruébelo en 2029.